Por unos módicos ARS 35, volví a ser MÓNICA.
La renovación del viejo DNI en nuestras argentinas vidas adquirió obligatoriedad a fines del año pasado. Conforme se iban generando los nuevos documentos, nuestros nombres comenzaron a padecer la amputación de sus tildes, bajo el pretexto de estar escritos en mayúsculas.
Para la gran mayoría, lamentablemente, el hecho de que el nuevo DNI carezca de los acentos que corresponden no tiene importancia. Para los que no integramos esa gran mayoría, sí. Es blanco o negro.